Esta pequeña iglesia construida en 1719 tiene vistas a la plaza central, que generalmente oscurece al visitante, San Miguel es sin embargo digno del desvío. Contraste violento con el interior muy sobrio, la fachada, que es muy detallada, representa elementos de la exuberante selva amazónica. En el interior, por el contrario, el púlpito de piedra tiene un efecto muy especial. Hay algunas pinturas muy hermosas; además que existe la posibilidad de visitar el claustro y el comedor, así como de hacer un un paseo por el tejado, desde donde la vista de la ciudad y los paisajes circundantes es probablemente la más hermosa.